Cuando la tensión y la preocupación se vuelven excesivas, es importante estar alerta, tu cuerpo puede estar revelando un signo de ansiedad de diversas maneras. A diferencia del miedo, la ansiedad es persistente y progresiva. Como conjunto de enfermedades, tiene varios tipos, como la ansiedad generalizada, la ansiedad social, las fobias y el síndrome de pánico.
Según la OMS, 264 millones de personas en todo el mundo viven con ansiedad. Esta cifra de 2017 nos alerta del cuidado que hay que tener y de cómo este trastorno merece atención y cuidados específicos. Entre los afectados por la ansiedad, la región del Sudeste Asiático está a la cabeza con el 23% de los casos mundiales, lo que equivale a 60,5 millones de personas afectadas. En la región europea tenemos un 14%, un total de 36,17 millones de personas que sufren este trastorno.
La quinta edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales(DSM-5) afirma que la ansiedad está relacionada con la tensión muscular y el aumento de la alerta mental ante futuras amenazas. En los trastornos de ansiedad, los sentimientos de miedo y angustia son persistentes y afectan a diversos ámbitos de la vida. Transforman una rutina ordinaria en varios retos que hay que superar a diario.
¿Existe alguna diferencia entre el trastorno de ansiedad y la ansiedad común?
La ansiedad es un sentimiento habitual cuando nos enfrentamos a una situación de incomodidad, miedo o inseguridad. Este sentimiento nos mantiene alerta y nos impide hacer algo sin pensar. Sin embargo, tener poca paciencia puede limitar nuestras acciones y entorpecer muchas tareas comunes.
Cuando la sensación va más allá de la incomodidad y genera una preocupación exagerada, hay muchas probabilidades de que se trate de un trastorno que requiere atención.
Los síntomas pueden aparecer de distintas formas, dependiendo de las particularidades personales y de las situaciones. Conviene recordar que cada tipo de ansiedad tiene características sintomáticas únicas:
- Síntomas físicos: Aumento de la frecuencia cardiaca, hipertensión arterial continua, sensación de nudo en el estómago o en la boca del estómago, dificultad para respirar, sequedad de boca, sudoración excesiva, dolor de cabeza o mareos, dolor de espalda, sensación de fiebre. También deben tenerse en cuenta factores a largo plazo, como la pérdida o ganancia de peso por aumento o pérdida de apetito.
- Reacciones de comportamiento: Temblores involuntarios, cambios drásticos de humor, hiperactividad, pérdida de control corporal (no puede caminar o mover otras partes), etc.
- Reacciones cognitivas: Cambio en el procesamiento de la información; preocupación excesiva por todo lo que le rodea, pensamientos negativos incontrolables, dificultades de concentración, insomnio, cambios en la memoria, ganas compulsivas de llorar; pensamientos negativos y más.
- Reacciones sociales: Dificultad para iniciar o mantener relaciones interpersonales, dificultad para decir "no" o mostrar desacuerdo, excesiva preocupación por otras opiniones.
Aunque se identifique con los síntomas anteriores, el autodiagnóstico o la automedicación no están indicados. El seguimiento profesional es indispensable para una descripción asertiva del problema y un análisis detallado del tratamiento para el paciente.
Ansiedad y trastornos del sueño
El trastorno de ansiedad puede alterar significativamente el sueño del paciente. Hay quienes desarrollan insomnio, porque se ponen tan tensos que no pueden dormir, y también hay casos de pacientes que optan por dormir todo el tiempo para escapar de los sentimientos ansiosos.
Como parte importante del desarrollo humano, el sueño es primordial para una salud equilibrada. Además de aportar descanso y renovación para el día siguiente, el sueño mantiene en buen estado las funciones primarias del organismo, como las cognitivas: percepción visual y visoespacial. Además, los trastornos del sueño pueden causar numerosos problemas, como se explica en el artículo "Trastornos del sueño: visión general" de la Revista Brasileña de Neurología.
¿Cuáles son los tipos de ansiedad?
Incluso con un diagnóstico confirmado por un profesional, el tratamiento continúa. Existen diferentes clasificaciones de la ansiedad, como: leve, moderada y grave. Del mismo modo, existen tipos de trastornos, tal y como los clasifica el DSM-5 a continuación:
- Agorafobia: Miedo intenso a los lugares concurridos con difícil acceso a la salida. Se siente más cómodo en espacios abiertos y evita situaciones que puedan causarle vergüenza o impotencia.
- Trastorno de ansiedad generalizada (TAG): Preocupación excesiva por varias cosas a la vez, miedo a lo desconocido e imprevisible.
- Síndrome de pánico: Ataques de pánico frecuentes que provocan miedo al futuro y nuevos ataques, lo que lleva al aislamiento.
- Mutismo selectivo: Relacionado con la ansiedad social; normalmente no habla en situaciones de interacción social. Suele desarrollarse en la infancia.
- Ansiedad de separación: Miedo y angustia en niveles altos durante la separación de algo o alguien. Común en niños durante la etapa escolar.
- Trastorno de ansiedad social: Miedo insistente a las relaciones sociales; normalmente la persona evita relacionarse con los demás.
- Fobia específica: Ansiedad y temor causados por algo concreto, como una persona, un animal, un objeto o una actividad.
- Ansiedad debida a medicación o enfermedad: Ansiedad relacionada con el uso excesivo o la falta de uso de un medicamento, otra sustancia o enfermedad.
Causas de la ansiedad
Mediante exámenes, preguntas u otros métodos, el médico que le atienda podrá describir con mayor precisión las causas del malestar. La ansiedad puede estar causada por estímulos endógenos (internos) o exógenos (externos).
Dependiendo del tipo de ansiedad, los motivos pueden variar. La exposición a acontecimientos traumáticos puede provocar desencadenantes de ansiedad. Los antecedentes familiares, las malas condiciones de salud física y los rasgos de personalidad también pueden contribuir.
Cuidado con las personas con excesiva timidez o retraimiento en situaciones de compromiso social, suelen estar más afectadas de ansiedad.
Según una investigación publicada en el American Journal of Psychiatry, esta inquietud está relacionada con variantes genéticas en el ADN. Además de la ansiedad, algunas de estas seis variantes son factores de riesgo de trastorno bipolar y esquizofrenia.
Como protección natural, funciona como anticipación de una amenaza futura, provocando una respuesta conductual al miedo. Sin embargo, en una forma exagerada debe ser diagnosticado y tratado por un profesional de la salud, como la mejor manera de identificar la causa real y recomendar el tratamiento adecuado.
Tratamiento de la ansiedad
Debido a su variación y a las diversas formas de manifestación, esta patología puede controlarse mediante algunos procedimientos continuos, ya que no tiene cura.
Algunos hábitos rutinarios pueden ser insertados para una vida mejor con este trastorno, tales como: tiempo para actividades que proporcionen placer; meditación y estilo de vida saludable con la práctica de actividades físicas.
En otros casos, este tratamiento requiere una intervención especializada, como las siguientes opciones:
- Suplementos: Algunos suplementos pueden ayudar en el tratamiento y la prevención de los síntomas de ansiedad. Los estudios han demostrado que nutracéuticos como el omega-3, la ashwagandha y la melisa tienen el potencial de ser aliados en el tratamiento de este trastorno. Algunos suplementos pueden ayudar en el tratamiento y la prevención de los síntomas de ansiedad. "Sin embargo, algunas sustancias estimulantes como la cafeína pueden agravar el caso.
- Terapia: Conocida como TCC (terapia cognitivo-conductual), esta terapia funciona bien para muchos trastornos de ansiedad, especialmente junto con la medicación. La terapia de relajación también aporta resultados similares, fomentando el bienestar.
- Meditación: Ya utilizada para reducir los signos físicos del estrés, la meditación puede reducir los síntomas de ansiedad leve. Según investigaciones de 2018, los efectos de los ejercicios de mindfulness como intervención autónoma sobre los síntomas de ansiedad y depresión aportan buenos resultados.
- Ejercicio: El ejercicio aeróbico, como correr, es de gran ayuda para las personas con ansiedad clínica, y los ejercicios de alta intensidad son los más eficaces. En comparación con la terapia, tienen resultados similares, pero a un ritmo menor en comparación con la medicación.
- La dieta: La dieta es un factor importante que puede ayudar a combatir los síntomas de la ansiedad. Pruebas recientes han demostrado que estrategias sencillas como evitar el uso de edulcorantes artificiales, añadir ácidos grasos poliinsaturados y mantener una dieta equilibrada desde el punto de vista nutricional pueden ayudar a llevar una vida mejor. Algunas dietas, como la de estilo mediterráneo, también pueden ayudar a tratar la ansiedad, ya que incluyen ácidos grasos poliinsaturados y muchos polifenoles, conocidos por actuar como antioxidantes y agentes antiinflamatorios.
- Medicación: En los trastornos de ansiedad, es frecuente que los medicamentos sean más eficaces que el ejercicio y la terapia. Se utilizan ansiolíticos, betabloqueantes y antidepresivos para ayudar a aliviar las reacciones del organismo.
La indicación del procedimiento puede variar según el tratamiento acordado entre el paciente y el médico. Sin embargo, para una buena salud mental es importante tratar la causa de la enfermedad y no sólo los síntomas. Pueden surgir crisis de ansiedad, así que esté atento a las señales de su cuerpo y busque el mejor tratamiento para su enfermedad.